Es precisamente el concepto de “impermanencia” el que reside en todo lo que significa devenir, y no responde a subjetivismos, es la posibilidad de cambio y transformación que reside en todo lo que esta vivo. Los acontecimientos existenciales, nos ocasionan de forma imperativa desajustes en una vida que habíamos imaginado o en aquellos planes que habíamos adoptando como futuro.
Solo a través del entendimiento, de comprender que todo empieza, que todo se transforma y que todo termina, llegamos a un método de consuelo. Un consuelo que viene reafirmado, por una nueva concepción del mundo, donde el apego a lo meramente material debe de ser sustituido, por una compresión compleja sobre lo que significa los ciclos de la vida y la importancia de que sucedan.
Dentro de su exploración temática anual y apostando una vez más por la mirada del arte contemporáneo, The Rubin Museum de Nueva York, acoge la exposición “Measure Your Existence”. Una muestra colectiva que a través del trabajo de 6 artistas contemporáneos indaga sobre conceptos como la “impermanencia” y el “cambio” dentro de la filosofía budista. La muestra comisariada por Christine Starkman nos invita a reflexionar, hasta el próximo 10 de agosto, sobre la fragilidad de la existencia a través de una selección de obras en diferentes formatos como performance, instalación, vídeo, escultura o fotografía.
Los artistas Félix González-Torres, Shilpa Gupta, Tehching Hsieh, Meiro Koizumi, Lee Mingwei y Taryn Simon, de orígenes muy distintos y provenientes de diferentes planteamientos filosóficos y teóricos, son los encargados de responder con su trabajo a conceptos como el cambio, la duración, la memoria, la pérdida, la desaparición o la reaparición. Cada uno desde su propia perspectiva y acentuando en cada caso, el poder inherente del momento presente, profundizan en temas como la “impermanencia”, la naturaleza transitoria del destino, las fronteras o las relaciones humanas.
En la muestra tenemos la oportunidad de acercarnos a la obra del artista taiwanés Tehching Hsieh, quien nos propone una reflexión sobre el paso del tiempo y la desaparición del yo, a través de su trabajo realizado en performance de larga duración. Entre los años 70 y 80 Tehching Hsieh realizó el “corpus” más importante de su trabajo bajo el titulo "One Year Performances”. Una serie de performance tituladas “Cage Piece”, (1978-1979), “Time Clock Piece”, (1980-1981) y “Outdoor Piece”(1981-1982). Con estos trabajos el artista reflexionaba sobre el aislamiento, el silencio, o la desaparición del yo. Rompiendo formalmente la separación entre arte y vida, el trabajo de Hsieh marca el paso del tiempo de forma dramática, dinamitando siempre lo temporal. En cada una de estas piezas el artista tuvo que cambiar radicalmente su vida cotidiana, ya que las exigentes reglas de cada pieza suplantaron su capacidad de realizar actividades cotidianas.
También encontramos el trabajo del artista cubano Félix González-Torres, quien nos invita a reflexionar sobre la transitoriedad de la naturaleza y los límites poéticos existentes entre lo público y lo privado, el arte y la vida. Con su obra "Sin título" (Placebo), 1991, nos presenta una instalación monumental realizada con caramelos envueltos dispuestos como una alfombra en el suelo del museo. Los visitantes están invitados a coger uno y, al hacerlo, contribuirán también a la lenta desaparición de la escultura en el transcurso de la exposición. González-Torres exploraba con su trabajo los limites del arte a través de la implicación y participación de los visitantes.
Otro artista taiwanés que participa en esta muestra es Lee Mingwei, quien nos propone con una instalación titulada “The Letter Writing Project” (1998) realizar el ejercicio moral o espiritual de escribir una carta de recuerdo a un difunto o a un ser querido ausente, cartas que el artista llama del perdón o de gratitud. Con esta obra Lee Mingwei quiere crear una cadena de sentimientos con el espectador, que evoque de forma directa a esos sentimientos universales que todo ser humano experimenta ante la sensación irrevocable de la perdida.
Por su parte la artista estadounidense Taryn Simon aporta para esta exposición el proyecto fotográfico y textual “A Living Man Declared Dead and Other Chapters I - XVIII” una obra en la artista ha trabajado durante cuatro años (2008–2011), tiempo en el cual Taryn Simon viajó por todo el mundo investigando y grabando fronteras de sangre y sus historias relacionadas. En cada uno de los dieciocho 'capítulos' que componen la obra, las fuerzas externas del territorio, el poder, las circunstancias o la religión chocan con las fuerzas internas de la herencia psicológica y física. Los temas documentados por Simon incluyen familias enemistadas en Brasil, víctimas de genocidio en Bosnia, el cadáver doble del hijo de Saddam Hussein, Uday, y los muertos vivientes en India. Su colección es a la vez coherente y arbitraria, mapeando las relaciones entre el azar, la sangre y otros componentes del destino.
Otra de las mujeres artistas que participa en esta muestra, es la artista india Shilpa Gupta, quien aborda a través de video, escultura, fotografía o sonido, temas como la religión, la nacionalidad o la historia. Su trabajo se caracteriza por ofrecer observaciones críticas sobre las condiciones en el sur de Asia. Con la obra que presenta en esta exposición titulada “1:14:19 / 1188.5 Miles of Fenced Border —West, North-West / Data Update: Dec 31, 2007”(2011–12) pretende denunciar el cercado de la frontera entre India y Pakistán, con datos extraídos de un informe de acceso público del Ministerio del Interior de la India. La forma estática y poética de la obra de arte, contrasta con la frontera controvertida y volátil en la que las identificaciones nacionales y sociales cambian y se refuerzan.
Para concluir este recorrido por la exposición “Measure Your Existence”, debemos hablar del emotivo trabajo del artista japonés Meiro Koizumi, quien presenta “My Voice Would Reach You”(2009). Un trabajo realizado en vídeo donde se mezcla realidad y ficción basándose en una carta de un amigo, que escribió su madre fallecida y que Koizumi más tarde convirtió en guion. En la primera parte de “My Voice Would Reach” vemos a un joven con el teléfono en una poblada calle de Tokio, teniendo una conversación amorosa con su madre, haciendo planes, compartiendo recuerdos y pensamientos para el futuro. Y en la segunda parte descubrimos que el protagonista no está hablando con su madre sino con un operador de un centro de llamadas, a quien escuchamos intentando dar algún sentido a esa conversación. La conversación que siguió fue capturada en la película documentando de forma magistral las profundas y conmovedoras emociones ante la pérdida y el dolor humano.
Eduardo Álvarez | Madrid | 26 de Febrero 2020